viernes, 30 de octubre de 2015

Alcalá de Henares: Antonio Rodriguez Naranjo, es lo que es, por un lado es un periodista facha y, por otro lado, es además, el director de la redacción de Diario de Alcalá, una auténtica escuela de corrupción, presuntamente claro

AntonioNaranjo Soy el Director del Diario. Y hablo de política en algunos de los mejores programas de radio y TV de España. En Twitter,@AntonioRNaranjo.
Diario de Alcalá
Somos los que Somos
Escrito por Antonio R. Naranjo

VIERNES, 30 OCTUBRE 2015 09:11
SomosAlcala.GrupoMunicipalCreo haberlo dicho y escrito muchas veces y, desde luego, la línea editorial de este Diario no ha podido ser más constructiva con ellos, recién llegados, con la sincera actitud positiva del editor, de la dirección y de la redacción: Somos Alcalá no es ningún peligro público ideológico ni es justo atribuirle algunos de los mantras que, ganados a pulso en unos casos y soflamados en otros, les han cargado a marcas electorales similares en Madrid, Cádiz o Barcelona.Ni son inquietantes chavistas ni siniestros proetarras y, ni siquiera, merecen la etiqueta de 'izquierda radical' que se han ganado a pulso otros políticos de la misma o parecida estantería, con mi apreciado Pablo Iglesias (que no comparta con él casi nada no significa que no distinga su mérito y capacidad) como emblema declinante de todo ello.

Aún más, y pese a cierta candidez, precipitación o confusión; no es difícil valorar la mirada limpia y bienintencionada de Alberto Egido, la sinceridad de Olga García o la energía de Brianda Yáñez, a quienes no tengo el gusto de conocer en persona pese a haberlo intentado alguna vez, precisamente para derribar prejuicios que en esta casa nunca existen pero en otras se implanta ovinamente en cuanto sus inquilinos contactan con esa ínfima minoría casposa que dedica su tiempo a malmeter contra el Diario y lo que representa por una mezcla de estupidez, envida e infinita mediocridad: tanto sentirse intérpretes del pueblo y luego los políticos de Somos se dejan llevar al llegar al Ayuntamiento por ese microclima casposo y alejado de la calle, mucho mejor representada en los 20.000 vecinos que cada día nos leen y a los miles de ellos que además participan.

Aunque es pretencioso, por definición, hablar en nombre de todos y utilizar gratuitamente la primera persona del plural para casi todo, permítanme ustedes la excepción si digo que este periódico es un poco más 'Somos Alcalá' que nadie, aunque sólo sea porque en un día tiene los mismos lectores que votos una vez cada cuatro años tan respetable plataforma electoral.

Quizá por eso, bisuterías ideológicas y postureos asamblearios aparte ciertamente infantiles, en realidad vemos con simpatía a 'Somos los que Somos' (admítanme la broma), en tanto en cuanto se creen la participación (nuestra especialidad desde hace 24 años, ya siento que esto les moleste tanto al resto de colegas aficionados que no rascan bola, ojalá seamos muchos y todos con el mismo éxito, pues eso reforzará una ciudad desarmada socialmente) y tienen un cierto aire irreverente (aunque lo han perdido poco a poco y ya se callan como todos con el rector, la patronal o el sindicato de turno).

Antes de darles el zasca que se merecen, una última reflexión que denota el sincero intento de aplicarles editorialmente el mismo trato que, al menos de entrada, siempre hemos procurado dedicara cualquier Gobierno que empieza: este Diario no sólo no ha minado la composición de una coalición de tres partidos que no ganaron las Elecciones, sino que la ha entendido y respaldado como fórmula inevitable de gestión de la ciudad, la menos mala de las posibles y desde luego la única 'estable' aritméticamente.

Es, en fin, el mismo enfoque que nos llevó a oponernos en el pasado a una moción de censura folclórica impulsada por el par de alucinados desalojados del Ayuntamiento con los mismos pocos votos que lectores sus pobres mamporreros; a no atacar la estabilidad de Javier Bello o Bartolomé González cuando estaban en la misma situación o a defender el Gobierno del PSOE e IU cuando el PP tenía menos concejales que esa alianza.

Todas las lecturas que se hacen desde la oposición, cuando se adjudica a un discurso editorial exigente pero posibilista una perversa militancia sectaria, se desploman solas cuando se llega al Gobierno y se empieza a entender que nuestra actitud es la mejor y la única si de verdad se cree y se quiere a la ciudad. "Ellos no han cambiado; lo he hecho yo", solía decir el brillante Manuel Peinado al llegar a ese potro de tortura voluntario que es la alcaldía.

Y ahora, al turrón. 'Somos los que Somos' no ha estado a la altura de esta actitud, y la impresentable diatriba de todo un concejal del equipo de Gobierno contra este Diario, acusándole con infinita ligereza de falsear informaciones, no es más que el clímax razonable de la actitud perdonavidas y displicente que este partido ha tenido con el primer medio de comunicación digital de toda la Comunidad de Madrid.

Beber en las aguas fecales de ese mindundi que perpetra videoblogs con 80 visitas en dos años (tápese hombre, esa cara no debe exponerse en público sin reparos) y carece de una empresa digna de tal nombre que legitime siquiera un poco hacerse el ofendido por su irrelevancia; comprar de algún modo el espíritu calumniador del imputado Anselmo o, ya más en general, sentirse inventores de Alcalá, de la pólvora y de la propia humanidad; explica probablemente esa ridícula sensación de superioridad moral hacia todo y todos y esa autoconcedida preeminencia de unos principios tan elevados que nadie más los alcanza. Y especialmente no lo hace este Diario, convertido para los cuatroGollum patéticos en el anillo perdido con el que sueñan mientras babean bilis ante la indiferencia del respetable y la complicidad de otros cuatro paquetes como ellos.

Cuando Javier Patán (no se sienta ofendido; permítame el juego de palabras y el uso de la acepción de 'tosco' entre las cuatro que la RAE brinda para rimar con su bonito apellido real) dice esa barbaridad, está llevando al clímax una actitud previa que este Diario se conoce muy bien y soporta pero no tolera desde la noche de los tiempos, como toda prensa seria en sus relaciones con el poder.

Y ésta es la clave de todo. Aunque sigan viéndose a sí mismos como activistas ciudadanos desprendidos por hacer cada dos por tres asambleas con menos gente ya que una charcutería instalada junto a la OMS, Somos Alcalá es el poder de la ciudad. Ustedes son cargos públicos remunerados. Gestionan un presupuesto de 150 millones de euros. Se retratan con las decisiones que adoptan y con las que evitan. Han decidido quién y cómo gobierna. Y tienen la responsabilidad de sacar adelante, sin excusas, una ciudad maravillosa pero con algunas de las peores tasas de paro, delincuencia y fracaso escolar de España.

Son ustedes, ya, los que tienen mosqueados a los ciudadanos por la suciedad; a los parados por la falta de inversiones; a las empresas por la ausencia de proyecto dinamizadores; a los trabajadores municipales por la amenaza de recortes salariales y a cualquiera con dos dedos de frente por dedicar demasiado tiempo a discutir sobre la Virgen del Val, a impulsar el 'chusky' como moneda local (una bonita e inocente iniciativa si la hace la sociedad civil; una excusa para no centrarse su cubre el expediente de un Gobierno) o a pedir que se suspendan las Damas de Ferias. Mientras, por cierto, se callan con asuntos tan espinosos como el papelón de la patronal, el coste del Pacto Local o el agujero de Alcalá Desarrollo; tres asuntos entre cien donde su supuesta apuesta por la "transparencia" ha naufragado con estrépito en los acantilados de la complicidad con los peores.

Que en ese contexto se permitan insultar al Diario por contar una noticia que en realidad brindaba una oportunidad al edil Galán (dejemos ya lo de patán, que hay comportamientos que se juzgan solos) de explicar una solución ya adoptada a un problema provocado por otros; demuestra sobre todo cuán alejados están de la calle que dicen conocer y qué sencillo es empezar a meterse en un búnker cuando se toca pelo, cuando se gestiona dinero público y cuando se acumula poder.

Y sugiere un sectarismo inquietante, ése que no queríamos ver y ojalá se disipe pronto, cuando se sostiene el desprecio y la vejación mientras al lado -madre mía, qué ridículo más espantoso- se publica la incontestable prueba que demuestra que todo lo que se ha publicado lo dijo literalmente el mismo señor que se pone luego en modo verdulera ofendida.

Y meter en un problemón al Gobierno (y a un alcalde sin recursos ni tiempo para más marrones, pues de no mediar disculpa y rectificación, no es ya un activista de Equo o de Somos sino un miembro del Ejecutivo Local y el propio Rodríguez Palacios quienes sostienen el insulto), un indicio de cómo pueden quebrar los equilibrios internos en el Ayuntamiento con casi cuatro años por delante.

Disculparse, en fin, no sólo es un acto de honestidad imprescindible para un demócrata y una obligación para un cargo público, sino también un gesto de madurez indispensable en una ciudad sobrada de majaderos y necesitada de buenas personas y mejores profesionales, que los necesita como el agua. Ustedes mismos.

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